viernes, 11 de marzo de 2016

Los tiempos cambian, las horas no.

Risas en suelos, litronas sonriendo, caras enfadadas de un amargo rojo mental y ruedas que no hacen feliz ya.

Centrarse en lo que un día odiábamos porque ya no hay felicidad que justifique nuestra tristeza.

Sentirse bien por intentar que unos blancos fuegos de antojos piensen que lo que les rodea ya no es lo de antes.

¿Somos lo que odiabamos o simplemente intentamos imitar lo que pensamos que es correctamente ético?

Ya no juzgaré por actos y empezaré a hacerlo por falsos desplantes que crean ser yo.

Soy un mar sin sal que ya nadie quiere probar porque les gusta ser embalses con presas rotas.

Miénteme o amame, pero no esperes que mis relojes marquen horas que se puedan adaptar a ti.

Buenos días, tardes y noches… pero adios.