lunes, 27 de noviembre de 2017

Puede ser que cada vez

Puede ser que cada vez que nos veamos las tempestades se vayan apaciguando.
Puede ser que cada vez que nos toquemos ya no nos recordemos.
Puede ser que cada vez que nos dejemos llevar nos quedemos en el sitio.
Puede ser que cada vez la cerveza se vuelva a convertir de roja a rubia.
Puede ser que cada vez nos enfriemos mientras la cama sigue caliente.
Puede ser que cada vez nos mintamos nos respondamos con besos.
Puede ser que cada vez que nos miremos nos volvamos ciegos.
Puede ser que cada vez sea más frío cada verano en tus aguas.

O puede ser que cada vez nos sigamos gritando en silencio mientras el fuego se apaga en el gas de tu mechero.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Parece mentira

Parece mentira que en ocasiones en la que el agua no moja el carmín de tus labios cree en mi esa profunda incertidumbre que hace que cualquier deseo sea una mentira piadosa.

Parece mentira que en esta profunda tranquilidad que me invadía se pusiese en guerra por cualquier conflicto que creaba tu sonrisa en mis cimientos.

Parece mentira que aquella alegría que producía el cariño de tus labios en el amor de amiga naturaleza, no dejase florecer aquellos odios insensatos mirando el mar de Reus.

Parece mentira que en cada uno de mis sueños se predijese toda la tempestad que mi pensamiento más impuro no dejaba caminar, o mejor dicho, que me producía aquella ida de olla maltrecha por los olivos de Jerusalén.

Parece mentira que cada esquina de tu cama ya no produjese ese placer que nos llevaba al más amargo frenesí de Venus,

Parece mentira que esa frustración insana que se escondía en el armario no dejase ver el enredo que teníamos en el País de las Maravillas.

Parece mentira que viajando por el mar de tus caderas no quedasen corazonadas de cumplir tus objetivos más limpios de impurezas corroídas.

Parece mentira que la devoción que tenía ante tus pies no produjesen el respeto por encima de todo que nunca supe cuidar.

Parece mentira que la envidia sana que sentía ante tus cueros me dijesen susurrando que faltaba algo por hacer, o simplemente, alguien a quién recurrir.

Lo que nunca nos dijimos

Dijimos que volar era para gente segura, para gente que no sabía sí volver o no, para gente que solo pensaba que las alas servían para esconder sus bragas.

Dijimos que sentir nuestra huida sería el primer paso para echarnos de menos. Que seríamos valiente en un mundo donde lo pequeño se hace eterno.

Dijimos que nuestros caminos se separarían para que en un futuro pudiésemos vivir en una paz eterna. En una paz desconocida a la que nos follaríamos sin prostituirnos.

Dijimos que seríamos fuertes pero somos aquellos débiles a los que nunca nos comprendieron. A los que nunca se atrevieron a toser.

Dijimos que volveríamos en ese campo sembrado de odio, pero la vida siempre depara accidentes intencionados. Accidentes que nunca más se volverán a ver.

Dijimos que serías las montañas frías de verano, y que serías el eterno infierno del otoño.