miércoles, 31 de enero de 2018

Hasta que el infierno se apague

Marchitábamos nuestras flores por el tiempo,
dejándonos llevar,
besándonos,
sin llegar nunca a ningún puerto.

Nos dejamos llevar por la primavera,
intentábamos volar,
sin alas,
hasta que se nos rompiesen las cuerdas.

Falsificábamos nuestras propias caras,
alcanzado finitos,
que no nos querían,
mientras nos atravesaban nuestras propias balas.

Nos tendimos la mano con un hasta luego,
fingíamos ser felices,
cayéndonos, 
pero nunca tocando el suelo.

Delirábamos sin darnos cuenta, 
me arrancabas el pelo,
sin titubear,
hasta que nos derretíamos entre las piedras.

Que ya no nos queda nada,
que no sabemos caminar a las malas,
que no me tientes con tus pisadas,
que te comería, hasta que el infierno se apagara.

lunes, 22 de enero de 2018

Observar pasados descompuestos

No es caminar sólo por el infierno, 
es elevarme,
contigo,
hasta hundirme en el pecho de tu cielo.

No es intentar imposibles,
es matarme, 
contigo,
hasta quemar con tu pelo todos los añiles.

No es colgar todas tus llamadas,
es hablar,
contigo,
hasta que tiremos juntos las espadas.

No es pensar en que saltemos el alba,
es fundirme, 
contigo,
hasta quemar todas nuestras madrugadas.

No es encontrar todas tus señales, 
es conducirme,
contigo,
hasta atropellarme yo mismo con mis verdades.

No es escribir mis pedazos de mierda,
es juntarme,
contigo,
hasta que tropecemos con la misma piedra.

No es volar, no es sentir, no es beber,
es verbalizar,
contigo,
todos esos sueños que no visitaremos.

miércoles, 10 de enero de 2018

Los lunares marcaban un camino

Sigo siendo el mismo tonto que nunca cambió su forma de andar por aquel terreno remoto.

Que no soy dueño de mares,
ni de bajos lugares,
ni cafres,
ni gente que no me desplante.

Que soy perezoso en vida,
en mis movidas,
en mis sacudidas,
y en todas mis mentiras.

Que no soy mundo,
ni me hundo,
ni traspaso tus muros,
aunque no apueste por mi un duro.

Que soy falso sin su pelo,
verdadero pero nunca fresco,
insultante ante el miedo,
y cobarde en santos duelos.

Que ya no soy el mismo,
ni me quiero cuando finjo,
ni cuando en tu cuerpo pinto,
lágrimas de odio infinito.

Que soy mechero sin fuego,
capitán sin velero,
tu cuerpo vestido en cueros,
y, sin ir más lejos, una vida rota por el tiempo.

Me digo a mi mismo que quiero ser un valiente que solo busca ser un cobarde entre tus sábanas.