miércoles, 11 de octubre de 2017

Caricias de un carmín

Puede que miles de veces pensase que no estabas ahí, o que simplemente jugábamos a un juego en el que los dos sabíamos que perderíamos.

Puede que cientos de veces pensase que dejaríamos de volar, o que simplemente yo no supe construir las alas de este avión.

Puede que miles de veces la balanza se correspondiese con los dos, o que simplemente no supe poner el peso adecuado.

Puede que cientos de veces dudase de que tu pelo taparía todo, o que simplemente cerraría los ojos para no ver el punto muerto en que estábamos.

La soledad es para cobardes, dicen algunos, otros dicen que el amor es para valientes. Para gente con principios. Para gente que sabe cargar con el mundo a sus espaldas.

Mi opinión es otra con respecto a lo que he vivido. Pienso que la soledad es para los valientes que no se atrevieron a decir las cosas comportándose como cobardes. Que aquel que supo amar y recibir afecto y caricias de un carmín que te sabes de memoria, sabe lo que es vivir. Y Neruda, ese puto sabio, como bien tituló, confieso que he vivido.

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