No sé,
pero es extraño ese punto sin ego. Es extraño ver como todo lo que nos rodea se
hace cada vez más grande y ver piedras del olimpo que se estampan contra tus
cueros.
Ese ego
que haría que la muerte no se entere o que simplemente no haga que quiera
cantar en discotecas de mala muerte con el demonio a mis espaldas mientras me
bebe.
Veo un
falso rojo escapándose azotando un montón de mesetas que riego cada día sin
esperanza, sin pasión, sin alegrías o sin antiguas hazañas.
Cada
recuerdo clava una pequeña navaja en cada poro de mi mente, y sin fuerza alguna,
mirando el cielo, ya no sé qué que cueva siente.
Esperaré
sentando en mi ventana, mirando tu culo pasar en cada hoja de papel, o
esperando poder volver a tener ese incendio que me haga volver a creer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario